Con los niños, muchas veces terminamos sentados en el suelo. A veces es para leerles un libro, otras para jugar. Una de esas veces pensé "necesito un cojín". Además mi hijo se sienta en "posición w" (nada recomendado) y siempre estoy pensando en que hacer para evitarlo (además de corregirle). Entonces pensé en comparme un zafu. Pero claro, para que comprarlo si se puede hacer.
Así que compré tela de tapicería, de la que estaba rebajada e hice tres zafus rellenos de cáscara de espelta.
Les puse un asa para que sea más fácil moverlos de un lado a otro de la casa.
Y para que su limpieza sea más sencilla, les hice unas fundas con cremalleras.
Hasta ahora estos zafus se usan a diario en nuestra casa. Les damos muchos usos: para leer, para jugar con las muñecas, para ver el teatro, como un circuito de saltos...
La tarea pendiente: usarlos para meditar ;-)
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